martes, 4 de mayo de 2010

Como en casa en ningún lado

En muchos caso y quizás por nuestro carácter, sobre valoramos nuestra tierra, nuestro pueblo o nuestra provincia.

Yo, como no podía ser de otra forma, también estoy sometido a esas fuerzas invisibles que me hacen presumir o defender a mi pequeño rincón rodeado de montañas.

Soy consciente de no ser imparcial, ni tampoco quiero serlo, por tanto no voy a andar con rodeos y diré que los ríos de mi zona son los que mas me gustan, unos muy pequeños y otros no tanto, pero todos únicos y con un encanto especial

Pero para ser sincero, por encima de todos esta uno de ellos, un río que me quita el sueño en muchas ocasiones y que casi siempre me da alegrías.

Siempre lo tuve mitificado, desde pequeño. Lo veía como el río truchero elevado a la máxima potencia y donde las truchas campaban por todos lados, y como no, recuerdo la primera vez que pesqué allí, donde al primer lance tuve la suerte de clavar una de sus rápidas, fuertes y nada tontas de sus truchas.

Desde entonces sus cristalinas aguas me tienen absorbido con sus grandes eclosiones de un sin fin de insectos que sus truchas, agresivas como pocas, dan buena cuenta de ellos.

Así que para finalizar, diré que habrá quien pueda poner pegas, como que las truchas son pequeñas, cosa que a mí como pescador de ríos da alta montaña no me importa, o que el río puede ser incluso peligroso a la hora de andar, o qué sé yo, quizás que el entorno no le gusta... pero ya lo aviso, aquel que lo haga, tendrá que entrar en discusión conmigo.


Un saludo