viernes, 27 de agosto de 2010

Aguas abiertas a mosca


Nos plantamos dos pescadores de pequeños ríos de montaña en un gran río de amplias tablas, qué puede ocurrir? pues que nos sintamos en aguas abiertas de un mar.
Nos sobra agua por todos lados pero eso mismo es, sin duda, un buen aliciente para empezar la jornada pues nos obligara a adaptarnos con otras tácticas y técnica a nuestro nuevo hábitat.






Una vez en el río con resignamiento vemos que los peces no están muy activos.
Decidimos que la solución es movernos en busca de alguna trucha que este despistada y ponerle una ninfita cerca de la boca, esto para mi es sin duda la pesca mas emocionante posible.
De esta manera mi compañero Dani consigue la primera captura del día, un poco mas modesta de lo que esperábamos, pero la primera al fin y al cabo. Yo mientras tanto sigo un poco mosqueado después de clavar varios peces pero sin conseguir tenerlos cerca.





Tras un buen rato con alguna captura de pequeñas truchitas, vimos luz al final de túnel: Por fin se ceban las truchas y se mueven algunas de buen ver.





Esta tabla es la que nos regalo un corto pero intenso momento de actividad y que por suerte pudimos aprovechar.





Yo tuve la suerte de pescar varias truchas de buen tamaño seguidas sobre trucha vista y en ese momento ya no vadeaba por el rió, simplemente estaba levitando.






A Dani le toco bailar con la mas fea, es decir, estar lanzando en una zona donde no había apenas movimiento, mientras veía como yo, justo enfrente, estaba teniendo buena suerte, pero la pesca, para mi, no es solo capturar muchos peces, por encima esta el compañerismo y le ofrecí que lanzase desde mi postura.. y poco después estaba dando besitos. (Marta, no te pongas celosa.. )



Después de este intenso momento de actividad, como suele ocurrir, se produjo un gran parón y decimos que la mejor forma de afrontarlo era comiendo y descansando. Así entre risas y la invención del sandwich de pastel de crema, pasaron casi un par de horas.
Era hora de volver al rió y buscar una zona sin pescadores donde poder pescar tranquilos, de esta manera llegamos a una tabla larguísima, de aguas lentas y poco profundas, tras unas pequeñas truchillas que te hacen coger otra vez el ritmo tuve la suerte de cruzarme con un gran ejemplar con el que poner a prueba el equipo. Iba pescando con un 0.11 y no estaba la cosa para forzar demasiado así que me toco darme una buena carrera río abajo pude meterla en la sacadera.







Con esta cola y río abajo.. carrera segura...



Tras de adorarla: lo mas importante: otra vez al agua.
Es una pena la suerte que suelen correr estas grandes truchas, muchas las tienen por depredadores a eliminar, otros por malos reproductores. Para mi excusas sin mas para justificar su sacrificio.
Creo que el mayor favor que le podemos hacer a un río es dejarle los grandes ejemplares.
La naturaleza es sabia y si las truchas han evolucionado para poder alcanzar grandes tamaños es porque tienen su papel que desarrollar.




Antes de que se fuese, pudimos robarla una foto mas, esta vez una toma subacuatica.
Buen viaje amiga.




Hasta la próxima, espero que os haya gustado