lunes, 29 de noviembre de 2010

The StoneFLY

Hace unos minutos he estado mirando el termómetro que tengo en mi ventana y he visto que marcaba -4,4ºC (no quiero pensar en el fresco que va a hacer mañana a primera hora..) y me he puesto a pensar en lo agradables que son las tardes de la primavera tardía.

Como no podía ser de otra forma, rápidamente mis pensamientos se han centrado en ríos y moscas y ha venido a mi cabeza las eclosiones de grandes pérlidos de finales de mayo y principio de junio, y me he dicho: voy a hacerle un pequeño homenaje a este "bichejo", sin duda, uno de mis favoritos tanto por su porte como por lo impresionante que es ver a las truchas lanzarse a por ellos.








Un saludo.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Pesca a mosca: cosa de locos

La verdad es que con el título de la entrada no quiero generalizar. Pero imagino quehabrá alguno que podría sentirse identificado conmigo.

¿Por qué pongo este título a la entrada? Pues muy sencillo, me explico.


Llegas al río y te encuentras esto:


Una tabla preciosa, la tienes totalmente a tu disposición y, bueno, no hace falta ser muy observador para ver que las truchas están con ganas; se ven cebas fácilmente y, además, algunas muy aparatosas. La cosa estaba interesante y como yo tengo la costumbre de no poner una mosca hasta observar un poco el río, para ponerme las cosas fáciles.. viene a parar este angelito a mis manos.




Imagino que estaréis pensando: ¿y qué tiene todo esto e especial?

Pues ocurre que con todo a favor, en el momento justo de pasar un buen rato pescando a mosca seca. Tu cerebro empieza a jugar contra tu voluntad. Ves una trucha bastante maja por allí, otra por allá... y ya no hay camino de vuelta, tengo delante una tabla espectacular y con truchas comiendo arriba, lo que todos siempre estamos esperando, pero de repente un impulso irracional se apodera de mí. Acabo que cambiar mi "stonefly" por una pequeña ninfa sin apenas peso. Hoy toca pescar con ninfa a pez visto, o tendria que decir: Hoy toca complicarse pescando a pez visto con ninfa mientras se ceban continuamente.





Primera trucha acechada y primera foto. Al menos empiezo con un poco de suerte.




Se van sucediendo las capturas. Al final no esta siendo mala idea.







Como siempre digo, para mí es la forma para pescar una trucha que más sensaciones transmite.
Este es un lance de tantos que sirve como ejemplo para ver a qué me enfrentaba.

















Apurando los últimos lances de la jornada y repasándola mentalmente me doy cuenta de que la pesca a mosca es algo más que pescar peces. La pesca a mosca es un conjunto de sensaciones, y vale más pescar alguna trucha menos, pescando como lo hice, que haber sacado un buen puñado más con mosca seca.

¿Por qué? Pues por el simple hecho de que era lo que me pedía el cuerpo. Quizás solo sea por buscar un reto o quizás no tiene ninguna explicación.

Mi conclusión es que no sé qué tenemos en la cabeza muchos mosqueros, pero siempre andamos buscando una vuelta de tuerca más. Es como el que se empeña en pescar a mosca seca a principio de temporada con ríos hasta hasta el tope de agua y con deshielo o el que al final en medio de infinidad de cebadas decide poner una ninfa delante de las truchas.




Un saludo y hasta la próxima.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Crónica de un buen día de pesca.

Uno de mis últimos días de la temporada.

Después de un irregular otoño, los últimos días de la temporada tuve la suerte de disfrutar de una relativa abundancia de capturas. Si bien es verdad, el tamaño no fue extraordinario; pude disfrutar de unas truchas de entre 25 a 35 cm que, la verdad, daban mucho juego.





El río se presentaba en condiciones óptimas para pescar. A pesar de no verse insectos en superficie, sí que se podía ver a las truchas moviéndose en zonas de aguas rápidas comiendo ninfas.





El día estaba animándose y en zonas como la de la foto siguiente era fácil conseguir capturas pescando con ninfas de pequeño tamaño pero pesadas, vamos, los perdigones de moda en estos tiempos.





Así fue transcurriendo la jornada. En torno al medio día se formó una pequeña revolución.
Hicieron acto de presencia los pequeños leúctridos como el de la foto, y las truchas se tornaron en confiadas glotonas que no hacían asco a mis sencillas imitaciones.





En salidas de las tablas como esta se podían ver 15 o más truchas comiendo de forma rítmica y constante. ¿Qué más se puede pedir?







Y si los leúctridos hacían moverse a las truchas de manera notable, entraron en escena efémeras de varias familias. Por suerte las truchas no se mostraban selectivas y comían de todo un poco.
Podías engañar a una trucha con una emergente de bétido en un 20 y a un metro de distancia engañar a otra con un pardón del 16 con la misma eficacia. Tengo que reconocer que me lo pasé muy bien, estos días hay que aprovecharlos.







Hasta la próxima.

Un saludo