jueves, 2 de agosto de 2012

Verano, tormentas y truchas

Quizás el pescador moderno, con sus cañas de grafito, y las tormentas no se llevan bien. La gran mayoría intentamos huir antes de arriesgar el pellejo, y desde luego no nos falta razón. Pero en muchos casos, las tormentas pueden proporcionarnos la ocasión de poder pescar ante truchas muy activas.

Generalmente, esto ocurre cuando las tormentas son en torno a las horas centrales del día, no son excesivamente duraderas y, muy importante, no producen un descenso térmico  acusado.

Estas tormentas provocan un cambio de presión muy significativo que junto con la humedad ambiental, traen como consecuencia la emergencia masiva de macroinvertebrados acuáticos y, como no puede ser de otra forma, las truchas se ponen a comer... Y eso, por no hablar de los insectos terrestres, que también traen bastante jaleo.


En algunos casos, el río puede enturbiarse ligeramente, pero esto no debe intimidarnos, si las truchas quieren comer, comerán.


Esta trucha, junto con unas cuantas del mismo "pelo", fue pescada tras una efímera tormenta de mediodía, en un pequeño gran río en el que sus aguas quedaron rápidamente tapizadas de tricópteros, efémeras y mini-hormigas aladas. Sin lugar a dudas me deparó un buen rato de pesca.


Un saludo y hasta la próxima!