jueves, 28 de octubre de 2010

Moscas del otoño

Después de la última entrada en la que os hablaba de una de las jornadas de pesca otoñales de esta temporada, he pensado enseñaros las moscas que suelo usar en esta época.


La primera opción para tablas lentas siempre suele ser una pequeña emergente de bétido. Como esta mosca está pensada para aguas lentas, coloco un penacho de CDC en la zona del ojal del anzuelo para que el abdomen vaya sumergido, lo que la convierte en una imitación que navega muy placada y que no suele dejar indiferente a las truchas. Suelo montarla en un 18 y me gusta usar biot de pavo para el abdomen.





Y como para que haya aguas lentas antes tiene que haberlas rápidas, como complemento a la emergente de bétido uso un tricóptero/plecóptero. Es una mosca que mueve facilmente a las truchas aunque no imite a lo que están comiendo en ese momento.
Para el otoño, lo monto con pluma pardo aconchado medio y un hackle barred ginger con un abdomen oliva oscuro.




Evidentemente cada uno tendrá sus preferencias en cuanto a moscas pero yo con estas consigo arreglármelas para engañar a alguna trucha despistada.


Un saludo y hasta próximas entradas

jueves, 21 de octubre de 2010

Qué bonito es el otoño...




Qué bonito es el otoño, sí, pero además qué bien se pesca.
Ahora ya cerrada la temporada de trucha es el momento de recordar jornadas pasadas o montar moscas.

Como útimamente me da bastante pereza montar moscas os mostraré unas imágenes de una jornada de pesca otoñal.


El día empezó tranquilo, sin movimiento en superficie. Sin embargo, bajo ella sí que existía una cierta actividad y se podían ver algunas truchas "ninfear".

La solución estaba clara: poner unas pequeñas ninfas ligeras y pescar a pez visto.
La teoría era fácil, pero la práctica no lo fue tanto. Las truchas estaban demasiado "mosqueadas"; sin duda la gran presión de pesca de la zona transforma a estas truchas en unas absolutas desconfiadas.





Después de un rato de fracasos vi una pequeña trucha que se movía como una loca de un lado a otro zampándose todo lo que podía. Era muy pequeña pero decidí lanzarla. Como había supuesto, la trucha tenía hambre y no se lo pensó dos veces con mi ninfa. Y cuál fue mi sorpresa al llevarla a mis manos.. Una trucha arco iris ¿¿...?? ¿¿Cómo podía ser?? Bueno, estaba claro que lo era, así que una foto y al agua.

En ese momento me di cuenta de que era mi primera trucha arco iris. Los ríos que pesco no tienen (o no deberían tener) esta especie, y por tanto para mí fue una captura exótica.





Según iba pasando el día también iba aumentando la actividad sin llegar nunca a ver demasiadas cebadas, aunque sí se veían muchas truchas saltando por encima del agua, algo que yo achaco a la presión que sufre este tramo de río, o que como decía cierto pescador que me acompañaba: "Vaya bañazo que se pegan las truchas".

Llegamos a una zona donde el río se abría en distintos brazos y fue un momento en el que sí vimos más cebadas. Eso sí, entre "bañazo y bañazo".






Las truchas no eran demasiado numerosas, y además eran pequeñas por lo general, pero al menos nos divertíamos.






Poco a poco llegábamos a zonas con mucho encanto.
Una pena no estar teniendo algo más de suerte, pero no todos los días iban a estar comiendo en superficie.









Sin duda los lugares de este tipo se mostraban como las mejores alternativas. Eran las salidas de las tablas las zonas que más capturas daban.























También tuvimos pequeños momentos de buena actividad. Pero eran demasiado cortos.
Sin duda estábamos teniendo un día raro.






























Y para terminar el día, qué mejor que acabar en una de esas tablas infinitas por donde el agua parece no querer moverse y que, pese a ver alguna que otra ceba, la fatiga acumulada y, sobre todo la paz que sientes en ese momento, hace que te sientes en la orilla y dejes que el tiempo pase lentamente.

Un saludo y hasta la próxima.

lunes, 11 de octubre de 2010

Recuerdo veraniego.

Ahora que ya empieza a hacer fresquito y los días son cada vez mas cortos, no esta demás recordar las largas jornadas del verano, esos días en los que te puedes levantar muy temprano para ir a pescar y pasar una mañana tranquila y agradable por estos ríos que nos vuelven locos.

Este río, además, es para mi una de mis debilidades. Siempre que pesco en él, me vienen recuerdos a la cabeza de infinidad de lances y anécdotas.

Sus eclosiones de Ecdyonuridos, sus truchas peleonas, sus grandes pozos, la infinidad de posibilidades que nos muestra su cauce y abundancia de tricopteros en el estío.



Aquí os muestro un humilde muestra de lo que puede dar de si uno de estos amaneceres:




















De todas formas.. estas son las cosas de un pescador inconformista. Ese que en verano esperaba que llegase el otoño para poder pescar las truchas que se ceban a todo tipo de insectos y de forma regular para poder afrontar el invierno y que ahora que ya ha llegado ese momento echa de menos los amaneceres y atardeceres del verano. En fin, el mundo al revés.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Truchas en un mar de agua.

Después de un tiempo rondándome por la cabeza, decidí probar suerte en un gran río de llanura. Había que hacer bastantes kilómetros y las perspectivas no eran las mejores, pero cuando a un mosquero se le mete algo entre ceja y ceja, nada puede pararle.

Nada más llegar, me di cuenta de que el día podía ser complicado, no se veía ninguna cebada y con tanta agua no sabía ni siquiera dónde lanzar mi mosca. Menos mal que ya tengo una pequeña experiencia en ríos grandes; si me planto ahí hace unos años, cuando solo quería hablar de pequeños torrentes de montaña, habría sentido un vértigo enorme.

Pero dejémonos de divagaciones y vayamos al grano.


Este es el aspecto que mostraba el río antes de empezar.




Había que buscar soluciones y en estos ríos mirar en la vegetación subacuática suele dar pistas..
Se veían ninfitas de bétidos con el saco alar bastante desarrollado, puede que tuviera suerte y me encontrase con una emergencia de insectos.







A pesar de no ver ningún tipo de movimiento en superficie. me dispuse a andar río arriba con sumo cuidado intentando localizar alguna trucha, mi atención se fijaba principalmente en los canales que se formaban.





Poco después localice el primer objetivo, una trucha de unos 30cm, que no dudo en comerse
la pequeña ninfa que le puse delante del morro. Utilicé una ninfa oliva sin nada de peso; como muestra de que pescar a ninfa no significa solamente pescar con ninforros obesos.
Aquí la protagonista.




Seguí con esa táctica pero con menos fortuna. Encontré varias truchas pero a unas las fallé, otras se espantaron y otras simplemente permanecieron totalmente impasibles, dandome una buena cura de humildad, algo que siempre es de agradecer, pues para mí es una gran motivación. Otro día nos volveremos a ver y quizás si pueda engañarlas.
En ese momento me di cuenta de que estaba tan concentrado que no había visto que en la otra orilla estaban empezando a cebarse.
Me froté las manos, crucé el río y a por ellas.



Fue como comenzar una nueva jornada, los bétidos que pronostiqué habían aparecido y poco a poco fueron apareciendo un buen numero de cebadas que repetían constantemente. Al primer lance sobre cebada, evidentemente sobre la trucha más grande de un pequeño corro de truchas; me encontré haciendo una especie de esquí acuático detrás de ella, finalmente no pude pararla y partió el tippet quedándome con cara de tonto.
Fue la única oportunidad de pescar una trucha realmente grande del día.
No obstante, la jornada fue entretenida con un buen numero capturas. Truchas que rondaban mayoritariamente los 30cm y estaban muy bien alimentadas.

Aqui unos ejemplos:



Hasta la próxima.

Un saludo