jueves, 21 de octubre de 2010

Qué bonito es el otoño...




Qué bonito es el otoño, sí, pero además qué bien se pesca.
Ahora ya cerrada la temporada de trucha es el momento de recordar jornadas pasadas o montar moscas.

Como útimamente me da bastante pereza montar moscas os mostraré unas imágenes de una jornada de pesca otoñal.


El día empezó tranquilo, sin movimiento en superficie. Sin embargo, bajo ella sí que existía una cierta actividad y se podían ver algunas truchas "ninfear".

La solución estaba clara: poner unas pequeñas ninfas ligeras y pescar a pez visto.
La teoría era fácil, pero la práctica no lo fue tanto. Las truchas estaban demasiado "mosqueadas"; sin duda la gran presión de pesca de la zona transforma a estas truchas en unas absolutas desconfiadas.





Después de un rato de fracasos vi una pequeña trucha que se movía como una loca de un lado a otro zampándose todo lo que podía. Era muy pequeña pero decidí lanzarla. Como había supuesto, la trucha tenía hambre y no se lo pensó dos veces con mi ninfa. Y cuál fue mi sorpresa al llevarla a mis manos.. Una trucha arco iris ¿¿...?? ¿¿Cómo podía ser?? Bueno, estaba claro que lo era, así que una foto y al agua.

En ese momento me di cuenta de que era mi primera trucha arco iris. Los ríos que pesco no tienen (o no deberían tener) esta especie, y por tanto para mí fue una captura exótica.





Según iba pasando el día también iba aumentando la actividad sin llegar nunca a ver demasiadas cebadas, aunque sí se veían muchas truchas saltando por encima del agua, algo que yo achaco a la presión que sufre este tramo de río, o que como decía cierto pescador que me acompañaba: "Vaya bañazo que se pegan las truchas".

Llegamos a una zona donde el río se abría en distintos brazos y fue un momento en el que sí vimos más cebadas. Eso sí, entre "bañazo y bañazo".






Las truchas no eran demasiado numerosas, y además eran pequeñas por lo general, pero al menos nos divertíamos.






Poco a poco llegábamos a zonas con mucho encanto.
Una pena no estar teniendo algo más de suerte, pero no todos los días iban a estar comiendo en superficie.









Sin duda los lugares de este tipo se mostraban como las mejores alternativas. Eran las salidas de las tablas las zonas que más capturas daban.























También tuvimos pequeños momentos de buena actividad. Pero eran demasiado cortos.
Sin duda estábamos teniendo un día raro.






























Y para terminar el día, qué mejor que acabar en una de esas tablas infinitas por donde el agua parece no querer moverse y que, pese a ver alguna que otra ceba, la fatiga acumulada y, sobre todo la paz que sientes en ese momento, hace que te sientes en la orilla y dejes que el tiempo pase lentamente.

Un saludo y hasta la próxima.

3 comentarios:

alfonso dijo...

Ciero, el otoño es una pasada para pescar, con diferencia es la época del año que más me gusta.

Bonitas fotos las que nos muestras. Me encanta ese río que parece mesetario, con toda esa vegetación sumergida y esas orillas con las ramas sobre el agua. Perfecto para la mosca.

Un saludo

Anónimo dijo...

Muy bonito el rio, a mi personalmente es de las fechas que mas me atraen.
Perfecto para pescarlo como a ti te gusta.
Saludos desde aqui. ;)

Unknown dijo...

¡¡ Bonitas fotos !! Me encantan esas tablas de las fotos... con ovas mucho mejor.
Un abrazo

Joaquín